CONSECUENCIAS DE CONSUMIR ACEITE DE PALMA

En blog | el 07/10/2019

El aceite de palma es uno de los productos más usados por la industria alimentaria, pero también uno de los más desaconsejados por nutricionistas y profesionales de la salud. ¿Por qué? Lo veremos a continuación.

El aceite de palma se ha convertido en los últimos años, junto con el azúcar, en uno de los ingredientes más común de muchísimos procesados. No todos los aceites y grasas son iguales, y los efectos sobre la salud de los consumidores también varían. Existen aceites que pueden tener un perfil nutricional más saludable, y otros cuyo consumo debería reducirse por sus posibles efectos perjudiciales, y aquí es donde entraría el aceite de palma.

 

¿QUÉ ES EL ACEITE DE PALMA?

El aceite de palma es un tipo de grasa vegetal rica en ácidos grasos saturados de cadena media, como el palmítico, cuyo consumo sí se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y metabólicas. El aceite de palma es sólido a temperatura ambiente, manteniendo así la forma del producto y cuando se introduce en la boca funde de forma agradable, por lo que es una característica muy apreciada por la industria alimentaria. Esto, unido a su bajo precio, hace que el aceite de palma sea una de las grasas más utilizada para la elaboración de productos procesados, Por tanto, el aceite de palma presenta las características más buscadas por las empresas alimentarias: alta palatabilidad, óptima temperatura de fusión y bajo coste.

 

EFECTOS SOBRE LA SALUD

La relación entre el aceite de palma y la salud ha sido estudiada durante bastantes años, principalmente por la razón que dijimos anteriormente: el perfil lipídico. Básicamente es una grasa constituida por ácidos grasos saturados, directamente vinculados con el incremento de distintas enfermedades como las metabólicas y cardiovasculares. Pero aquí hay que hacer un paréntesis, y es que no todos los ácidos grasos saturados son perjudiciales. En los últimos estudios se ha visto que existen grasas saturadas “buenas” y “malas”. Estas últimas serían las grasas saturadas de cadena corta y pares de carbono, como las del palmítico (16 átomos de carbono).

Y no solo sería perjudicial la naturaleza de los ácidos grasos que componen al aceite de palma, sino también el refinamiento de este tipo de grasa, que genera diversas sustancias con posibles efectos cancerígenos y tóxicos (ésteres glicidílicos de ácidos grasos). Estos compuestos se forman por el tratamiento de los aceites vegetales a altas temperaturas (por encima de los 200ºC), procedimiento habitual en el caso del aceite de palma para así eliminar su color rojizo y mejorar su sabor y olor. Estos compuestos una vez ingeridos se transformarían en glicidol, una sustancia de carácter teratogénico. Por lo que hay dos motivos principales para evitar su consumo: el perfil de ácidos grasos y la presencia de compuestos poco deseables para nuestra salud.

Figura 1. Representación esquemática de los efectos del aceite de palma y palmítico sobre la salud 1.

 

Figura 2. Posibles enfermedades que produce el aceite de palma tras su refinado 1.

 

Sin embargo, no son estas las únicas razones por las que se desaconseja su consumo. La producción de aceite de palma está provocando la destrucción de selvas tropicales, siendo una de las principales causas de deforestación en Indonesia y Malasia (24 millones de hectáreas destruidas en 25 años), así como en otros países como Nigeria, Papúa Guinea, India y Brasil. Por lo que si evitamos el consumo de este aceite, también estaremos reduciendo las consecuencias negativas provocadas al medioambiente.

 

¿CÓMO PODEMOS REDUCIR EL CONSUMO DE ACEITE DE PALMA?

Es sencillo, evitando el consumo de procesados, ya que fuera de ahí, es casi imposible encontrar aceite de palma. Además, si reducimos el consumo de procesados, también estaremos disminuyendo la ingesta de otros ingredientes no tan saludables como el azúcar. Si llevamos una alimentación saludable, el aceite de palma no será un problema, ya que ni en los lácteos, pescados, carnes, verduras, hortalizas, huevos, frutas, legumbres, frutos secos, cereales integrales, etc. encontrarás aceite de palma. Por tanto, el único consejo sería evitar los productos ultraprocesados.

 

PRODUCTOS “SIN ACEITE DE PALMA”

La industria alimentaria se ha dado cuenta de los problemas de salud que puede traer consigo el consumo de aceite de palma, y por eso han salido al mercado productos que presumen en letra grande de no llevar este tipo de aceite. Pero, ¿son saludables?

Nos gustaría creer que estas empresas realizan estos cambios en sus productos para mejorar nuestra salud y alimentación, pero no es así, únicamente lo hacen para atraer nuestra atención y sigamos consumiendo sus productos. Por tanto, si una marca alimentaria saca una gama de bollería sin aceite de palma, ésta seguirá siendo poco saludable. Una “Nutella” o “Nocilla” sin aceite de palma seguirá llevando ingredientes poco recomendables para la salud. No olvidemos que un ultraprocesado seguirá siendo ultraprocesado aunque lleve consigo la denominación “sin aceite de palma” o “sin azúcar” o cualquier otra. Es más, si un producto tiene que poner en su envase “sin aceite de palma”, es muy probable que sea de bajísima calidad nutricional. A continuación veremos algunos productos “sin aceite de palma” y su perfil nutricional:

 

 

Ingredientes de esta margarina: Aceites y grasas vegetales (70%) (girasol, allanblackia, linaza, coco y nabina), agua, sal (0,5%), emulgente (lecitina de girasol), acidulante (ácido cítrico), aroma natural, vitamina d , colorante (carotenos).

 

Ingredientes de esta Nocilla: Azúcar, aceite de girasol alto oleico, cacao desgrasado en polvo (9%), manteca de cacao, leche desnatada en polvo (5%), avellanas (4%), sólidos lácteos, emulgente (lecitina de soja), aroma.

 

Como ya vemos, la grasa de palma ha sido sustituida por otras como girasol, coco… Esto, de forma conjunta, sigue siendo poco aconsejable. Además, en el caso de la Nocilla, el primer ingrediente es el azúcar. Lo dicho, aunque lo intenten disfrazar con esta etiqueta de “sin aceite de palma”, siguen siendo productos pocos saludables.

Tampoco olvidemos que los compuestos cancerígenos que se producían en el refinado del aceite de palma, también tenían lugar en todos los aceites vegetales refinados, por tanto, estos productos con otros aceites vegetales también presentarán compuestos potencialmente cancerígenos.

También hay que tener cuidado con el etiquetado de los ultraprocesados, ya que muchas veces pueden llevar aceite de palma en los ingredientes, pero lo camuflan describiéndolo con otros nombres como: aceite de palmiste, grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste, estearina de palma, palmoleina u oleina de palma, manteca de palma o haciendo uso del nombre científico de la especie (Elaeis guineensis).

Por tanto, evita el consumo de estos productos, y si un día te sientes atraído por ellos, lee el conjunto del etiquetado. Pero, si tu alimentación se basa principalmente en alimentos frescos y poco procesados, todo lo escrito anteriormente no debería de preocuparte. Y no deberías sentirte culpable si consumes de forma esporádica algún producto con este aceite.

 

En conclusión, el aceite de palma presenta un perfil graso poco recomendable para su consumo, destacando el ácido palmítico que se relaciona con enfermedades metabólicas y cardiovasculares. Además, el proceso de refinado de los aceites vegetales forma compuestos nocivos para la salud. En nuestra alimentación es prácticamente imposible encontrarlo fuera de los alimentos procesados, los cuales cuentan con un bajo perfil nutricional, no solo porque la gran mayoría contienen aceite de palma, sino también por su alto contenido en azúcares, sodio y otras grasas refinadas.