En blog | el 25/01/2019
La industria alimentaria constantemente no deja de atraer la atención del consumidor lanzando nuevos y sorprendentes productos. ¿Pero realmente nos paramos a pensar qué nos están ofreciendo en realidad?
Su consumo se ha disparado en los últimos años, un 60% de nuestra sociedad los consume regularmente. La EFSA, publica en uno de sus estudios que son los adolescentes los consumidores más habituales, de los cuales el 12% consumía hasta 7 litros cada mes.
Se debería empezar a regular su uso, puesto que existen riesgos y efectos adversos derivados de su consumo.
Una bebida energética es aquella “bebida no alcohólica que contiene cafeína y otros productos como taurina, vitaminas, guaraná, ginseg, etc”. Uno de los riesgos, deriva de la cantidad de cafeína que contiene, ya que superar 300mg/día puede presentar algunos síntomas como palpitaciones, nerviosismo, insomnio, nauseas, etc. Otra sustancia que contiene en elevada cantidad es el azúcar añadido, el consumo de ésta puede aumentar la acumulación de grasa corporal, especialmente la grasa que está en nuestros órganos, aumenta el colesterol, genera mayor riesgo cardiovascular, promueve mayor riesgo de diabetes tipo 2, puede provocar caries y es una sustancia que crea adicción. Una lata de esto puede tener aproximadamente unos 50 gramos de azúcar, de los cuales 25 gramos son el límite máximo que fija la OMS para consumo diario. Por lo que con una sola botella de esto estaríamos doblando la cantidad recomendada.
Por lo tanto, estas bebidas energéticas que no son exclusivas de adultos (los cuales son conscientes del consumo que realizan) también están destinadas a pequeños y adolescentes que se encuentran en pleno crecimiento y desarrollo. Nos deberíamos plantear si realmente lo que consumimos es beneficioso o no para nuestra salud y la de los que se encuentran bajo nuestra responsabilidad.
AUTORA: VERÓNICA C. DÍAZ DORTA, DIETISTA-NUTRICIONISTA.
BIBLIOGRAFÍA
- Nowak D, Gośliński M, Nowatkowska K. The Effect of Acute Consumption of Energy Drinks on Blood Pressure, Heart Rate and Blood Glucose in the Group of Young Adults. Int J Environ Res Public Health. 2018.