En Blog | el 19/09/2015
Hace unos meses, cuando mi mente volaba dos años atrás únicamente sentía como mi cuerpo se envolvía en una extraña y fría sensación.
Hace unos meses, cuando mi mente volaba dos años atrás únicamente sentía como mi cuerpo se envolvía en una extraña y fría sensación. Podría etiquetar esto con varios nombres, pero no me gustan las etiquetas y prefiero dejarlo como emociones sentidas que nos hacen ver que estamos vivos. Emociones de tristeza, alegría, rabia, paz, cansancio, soledad, plenitud, agobio, calma, todas ellas emociones muy distintas que no voy a etiquetarlas como malas o buenas, simplemente emociones que hay que sentirlas y expresarlas para aceptar nuestras sensaciones y saber cómo estamos. Como decía, hace tan solo unos meses no era capaz de trasladarme al pasado y tener una sensación cálida de estar satisfecha con lo vivido, con las situaciones, conmigo... y es ahora , exactamente hoy, cuando entro en mi baúl de los recuerdos, cuando investigo el por qué de esa agonía, cuando me doy cuenta que simplemente no me había parado a aceptar mi situación, a aceptar esa experiencia del pasado como mía propia, como parte de mi historia, como parte de la que ahora soy yo. Y es justo hoy, cuando veo esas sombras de mi pasado aparecer y no me asusto, no corro en dirección contraria, sino que me enfrento a ellas y las acepto como mi propias sombras, sombras que estuvieron, sombras que están, pero que no me paralizan frente a mi futuro, simplemente me impulsan a seguir mi presente, aceptando mi pasado, y a ser feliz con mi verdadera yo, con mis errores, mis aciertos, mis experiencias, que han hecho de mi esta gran luchadora que todos me decían que veían en mi y que para mi eran inexistentes, invisibles o escasas. Esta soy yo, esta eres tú, acepto mi pasado, acepta tu pasado, vivo mi presente, vive tu presente, estoy preparada para mi futuro, estás preparada para tu futuro. Simplemente acepta y vive, perdona y vive, siente... y vive feliz.